Miedo a perder lo que aún no era suyo.
Así, que por si acaso, por las noches congelaba los recuerdos.
Cada imagen clavada en su retina.
Cada sensación escondida en lo más profundo de su ser.
Cada luz de la sonrisa más brillante del universo.
Cada caricia sumergida en cada cm de su piel.
Cada sentimiento callado y enjaulado.