lunes, 30 de diciembre de 2013

La última despedida.

Ojalá una mesa en la que apoyar las manos dejando todos los deseos que no hemos sabido soplar.

Al final todos nos morimos por un abrazo cuando rompemos las copas de champagne,
apagando el año que acabamos de destrozarnos.

Ese ínfimo momento en el que todo ese caos en el que sobrevives se ve lejos porque todo empieza otra vez;
aunque el caos es el mismo,
sólo cambiamos el número.

¿Qué coño quieres matar en una noche que no hayas podido ahogar en trescientos sesenta y cinco días?

Date un morreo de despedida enfrente del espejo,
que el año que viene vas a ser la misma, 
pero que no nos falten los besos.

No prometas nada que no vayas a cumplirte,
no cumplas nada que no hayas prometido
y hazle el amor a todos los martes y trece,
a los domingos de resaca,
y a las sonrisas sin motivo.

Mastúrbate cada noche como escribiendo poesía en tu piel,
y a eso que tu llamas vida
quémalo después de haberte leído.

Felicítales,

pero no por empezar otras mil primaveras,
sino por haber sobrevivido a todos los inviernos.

Ponte música,
una copa,
ponte.

Baila como si fuese el último día del resto de tu muerte.

Cuenta mis sonrisas con los dedos de una mano,
y multiplícalas por mil.

Estrena ropa interior,
y acaba estrellándola contra el suelo.

Yo he venido aquí para llenar este año los vasos vacíos.

Este dos mil y trece martes he tenido.
Entre aeropuertos y despedidas,
salidas y piedras que se han convertido en montañas,
personas, que no gente;
los intentos de volar y caer, y volar, y morir, y volar y.

No he sido más que desastre y estropicio,
idas y venidas,
noches de desenfreno,
baile y labios desgastados.

He sido y soy sonrisa aunque duela,
soy ganas de que este puto año que se presenta en mi puerta sin llamar al timbre sea más caótico que el anterior;
pero más dulce, más delicioso.

Más tú.

Que el jodido año que hemos vivido se vaya besándonos en la frente y deseándonos que en este que no llama a la puerta tengamos más amor, más sexo, más canciones, más precipicios, más caricias, más viernes por la noche, más personas,  más color, más de todo.

Y otra vez, más tú.


Y ahora sí, me despido con un beso en la frente.
Me despido con un "ojalá el que viene sea mejor que el anterior",  pero con el corazón en la mano.
Y si no lo es, que le follen a todo, y seguir pegando portazos y muriendo de resacas.





Hay que brindar. 

Y si todo se va a la mierda, por lo menos que nos pille borrachos.

Hay muchas copas vacías encima de la mesa,
pero tranquilos,
todavía tenemos mucho alcohol en las botellas.

domingo, 29 de diciembre de 2013



Podría definirte como la historia más bonita de todos los tiempos.
Como mi París.
Como el cigarro de después del polvo.
Como el polvo de antes del cigarro.

Podría definirte como una Navidad en mi habitación.
Como quitarse los tacones después de bailar.
Como el orgasmo de mi vida.
Como el deseo de mis pestañas.

Podría definirte como un baile;
un baile de puntillas, de esos que no se oyen, pero enamoran.
Como una rosa con espinas.
Como un estadio lleno de gente, cantando una misma canción.

Podría definirte como un vestido nuevo de verano, que te pones en invierno.
Como una mañana en la cama.
Como un tarro de mermelada de frutas del bosque recién abierto.
Como un escalofrío dulce pero brutal, que recorre tu cuerpo desde la nunca hasta los pies.

Podría definirte como un atardecer en una playa nevada.
Como esa película, ese libro, esa canción.

Podría definirte como una droga.
Como la indecisión personificada.
Como una despedida en un aeropuerto lleno de abrazos.

Podría definirte como mi nudo en la garganta.
Como las ganas de volar.
Como la calle más especial del mundo lleno de gente besándose.
Como el error más acertado.



Podría definirte, pero no quiero.

Podría.

Pero la definición del amor es imposible.
Y el amor, por definición, también.

domingo, 8 de diciembre de 2013



"Puedo girar bastante más deprisa de lo que luego tardo en equilibrarme
puedo maltratarlo todo aunque lo quiera.
Y hay cuando no tengo nada y puedo con todo
y hay cuando no puedo con nada y, además, no lo quiero."






He tocado fondo y se ha corrido;
conmigo.

Hace mucho que no me quiero.
Ni de cerca,
ni de lejos.

Cualquier día me levanto y convierto mi vida en el poema más bonito que hayas llorado nunca.
Cualquier día me levanto y convierto mi vida.
Cualquier día me levanto.

Soy demasiadas cosas por hacer 
pero ninguna por terminar.

Soy el tropiezo antes de la caída,
y la lágrima que precede tus tormentas.

Me estoy quedando en nada que decir.

Soy de las que no quieren querer pero terminar queriendo
y quieren.

Me levanto con el pie izquierdo y sonrío con el derecho,
y que salga el sol por dónde quiera
que yo sigo lloviendo y follándome los lunes.

Tengo heridas abiertas,
libros cerrados
y mucha imaginación.

Soy el perro y el gato juntos 
y revueltos.

Soy mi maldita violencia indiscriminada que me mata en forma de caricias.
Soy la puerta de atrás,
el escalón más alto 
y la ventana al vacío.

Soy mis ganas de.
Pero lo más importante es que soy,
y punto.




He tocado fondo,
y me quedo.

Porque aquí soy el amor de mi vida.


Porque, al fin y al cabo, todo lo bonito está en el fondo.
Y en el fondo, me quiero.