jueves, 24 de abril de 2014



Me huelen los dedos a tabaco. A concierto. A cama vacía. A cigarro en otra boca (que no es la tuya). A despedida. A nostalgia y a novedad. A extraños metiéndose mano. Y a mis manos, metiéndose al fondo. A sábado. A rutina. A sorpresa. A lluvia. A aceras mojadas y a bragas secas. A costumbre. A ojos tristes y labios húmedos. A tabaco de liar, y a líos en cualquier barra. A bar. A cerveza. A espuma. A vasos medio llenos (de medias lunas). A cenizas sin fuego. A noche y a no querer que llegue el día. A pintalabios. A rimmel y a corrido. A ojos sin vistas. A vistas sin mar. A mares de lágrimas. A lágrimas. Dulces.

La culpa a la Primavera.


Me abraza por detrás. Me besa. Me muerde.
Me sueña.
Se ríe.

Me muerde.

Mi mano desciende y le pone;
los pelos de punta.
Su mano asciende y me excita. Me excita. Me excita.
Nuestras miradas se corren. Recorren. Advierten.
Nuestros dedos se abrazan, bienvenidos. Se dejan pasar:
Al fondo a la derecha.
Al fondo a la izquierda.
Todo recto.

Investiga. Busca. Encuentra.
Me pone. Le pone. Nos ponemos, contra la pared. Sobre la mesa.
Tocamos el cielo, con la punta de todo menos de los dedos.
Gemimos. Gritamos. Apretamos. Sudamos.
Ahogamos.
Caída libre
y en picado
sobre su pecho.
Entre su pelo.

Nos abrazamos. Besamos. Soñamos. Reímos.

domingo, 20 de abril de 2014

Todas putas, pero yo más.

Me he declarado la guerra porque soy una puta.

Una puta loca melancólica que no hace más que beberse el agua de los vasos medio vacíos que se encuentra, para ahogarse por dentro.

Me he declarado la guerra porque soy una puta.
Una puta imbécil que todavía tiene conciencia, 
que todavía imagina, espera y besa con los ojos cerrados.

Me declaro la guerra por puta.
Por puta ingenua, por sentarme a esperar, por ser mas hija que puta.

Soy puta;
puta flor de primavera rodeada de capullos, soy una colección de canciones desesperadas.

Soy una puta. Una puta cicatriz cada vez con menos carne y más hueso,
una puta pregunta sin respuesta, una duda constante, una tragedia.

Me he declarado la guerra por zorra.
Zorra sensible con demasiado corazón, una zorra que quiere más que puede.

Una puta sin esquina, con cama pero sin balcón, ni vistas al mar ni hostias.

Una puta. Una puta enamorada del amor -ese sí que no tiene ni idea de lo que es morir-

Me declaro la guerra por zorra;
una zorra con siete vidas que ya ha gastado ocho.

Una puta que vive del aire, de tabaco, de la risa, del sexo, de la primavera, de una foto, de un recuerdo.

Una imbécil,
una imbécil que llora a lágrima viva por haberse muerto tantas veces.

Me he declarado la guerra porque soy estúpidamente tonta;
estoy inacabada, estoy con los brazos cruzados, estoy sonriendo sin motivos;
estoy sin querer; porque soy una zorra egoísta que solo piensa en ti.

Una estúpida canción inoportuna que suena en el momento menos indicado.
Una estúpida que siempre tropieza con la misma pena.
Una estúpida que prefiere pasarse la vida buscando mapas que encontrando tesoros.

Sí. Me he declarado la puta guerra. Por puta.
Puta insaciable que sabe lo que quiere y no te tiene. 
Puta insegura que está segura solo de ella.

Zorra mentirosa que solo sabe decir la verdad.
Esa clase de zorra que rompe el silencio contra un cristal para gritarse en la cara que la risa es la mejor canción y que hace mucho que no baila.

Me he declarado la guerra por puta, por zorra, por melancólica, por sensible, por insegura, por indecisa, por kamikaze, por cicatriz, por amor al arte de amarte.

Ahora

declaro el estado independiente de mis putas ganas, de mis ataques de risa, de las cosquillas que tengo y no regalo a nadie, del uno contra uno mismo en cuanto a sexo, del sábado en pleno martes, de mis besos sonoros, de los abrazos que duelen -por fuertes-, de los corazones a medias por culpa del que ahora es nadie.


Declaro el estado independiente del yo contra todas las putadas;
porque para puta yo.


Me he declarado zona catastrófica;
así que ahora ven y ten cojones a tirarte desde mi tejado,
a pisarme la vida,
o a joderme la sonrisa.

jueves, 17 de abril de 2014


El principal problema que veo es que no miras;
que tocas, pero no sientes.

Escupes sin haberte tragado nada,

lees sin querer,
quieres sin poder. 

Lo jodido es que te comes el silencio y deberías gritarlo.
Ríes con desgana. 
Te gana la tristeza,
te acompaña la soledad que crees que con una cerveza se esfuma. 

Fumas,posando los labios en cada cigarro como la mariposa dulce y delicada que busca una flor en la que pasar su existencia efímera. 

Te he visto mirar por la ventana doliéndote,
como si por ese gilipollas contaras con el dedo corazón de tu mano izquierda el único motivo que te queda. 

Has dejado de creer,has crecido. 

Te has pisado lo fregado tú misma,
te has tirado piedras a tu tejado;
te ha dado pena en vez de darte motivos.  

Has renunciado al 'para siempre',
has dicho 'de este agua no beberé', 
y coleccionas un montón de 'nunca más'.

Te has destruido;
siendo verbo mal conjugado y mentira con buen sabor de boca. 

Follas por inercia, 
fallas por mal educado. 

Imaginas, aunque 'pero','sin embargo','por qué' 'y si..' son tus monstruos.

Te vistes para que te desvistan 
y te adaptas adoptando cualquier mandamiento estúpido impuesto por un Don cualquiera. 

Eres pájaro en mano y prefieres ser ciento volando. 

Juegas contigo como queriendo demostrarte que contigo no juega nadie. 
Ni siquiera tú,porque siempre pierdes. 


Te das las buenas noches,mirándote al espejo y piensas ...

'buenas noches serían si estuvieras aquí dentro,masturbándome estas ganas de bolero. 
Buenas noches serían si estuvieras aquí dentro. 
Buenas noches serían si estuvieras aquí.

domingo, 13 de abril de 2014



Llegar, sabiendo que nunca te has ido. 
Joderte viva porque ya estás muerta. 
Llorar porque no queda más remedio y no hay remedio que cure este miedo. 

Mirar por la ventana en vez de al espejo.
Salirte del papel al dibujar tu corazón porque no te cabe en el lienzo. 
Mirar por encima del hombro a la tristeza.

Vivir a medias, pero no compartirlo con nadie. 
Echar de menos en vez de la culpa. 
Seguir por inercia. 

Sonreír de mentira y que esa sea la única verdad. 
Coger impulso para caerte desde más arriba. 
Pasar de largo y de ti.

Escribir por no llorar mientras lloras lo que escribes. 
Tener problemas y que sean lo único que te queda. 
Llamar puta a la vida y que tú lo seas más. 

Cerrar la puerta pero no abrir ninguna ventana. 
Estar cansada de lunes a siempre. 
Dar guerra deseando la paz. 

Perder por querer;
y dejar de querer para no perder. 


Llegar al final sin saber donde acabar. 

Acabar sin despedirse porque no hay adiós que valga la alegría. 

martes, 8 de abril de 2014




Vamos a hablar alto y claro;
tirando a transparente.

Vamos a hablar de amor, como siempre;
pero amor al prójimo.
Al que está a tu izquierda, 
o a tu derecha.

También de ese que tienes enfrente, 
el de detrás;
el que corre, 
el que madruga y Dios no le ayuda.

Vamos a hablar de el que trabaja como un cabró
y se deja la vida por pagar a esos que les cobran por respirar.

El que juega y pierde la partida, 
y la casa.
Al que le quitan la alegría y reparte pena porque le sobra;
pero no pierde la esperanza aunque sea lo primero que le quieran robar.

Los buenos, los menos buenos, los poetas, los de siempre, los músicos, los pobres, los maderos, los reyes sin reino, las princesas sin corona, las zorras, los de las rodillas rotas, los hijos de puta.

Es mejor hablar de esos que no tienen nada y esos que no lloran porque se mueren de sed.

No quiero escribirles a esos que nos roban el tiempo, la casa, la vida, la ilusión, el esfuerzo, el sueño, la ambición. 

Del aire, de los árboles, de las flores, de la esperanza o de la resignación no se come; 
hijos de puta.

Quiero escribir a aquellos que siguen gritando con entereza que la vida es suya; que se quedan, que luchan, que te dan sin tener, que se quitan para dar, que son libres y que todavía les queda garganta para arañar un pedazo de algo por una sonrisa de un hijo que lo único que tiene en las manos es orgullo y admiración por el guerrero que no da por perdida una batalla en la que los vencedores son los que siguen luchando. 

Vosotros sois dignos de casa y palacio;
vosotros sois merecedores de la grandeza de un reino en el que los de arriba se caigan y os besen los pies.

Vosotros, 
los que seguís peleando y no conocéis el significado de la palabra 'rendirse';
a todos vosotros: 

id con la cabeza alta, la mirada fija y el corazón por bandera,
que ni ellos, ni los otros, ni los de arriba, ni los de por encima
 van a ser capaces de quitaros lo poco que nos queda: 
la fuerza, la voz y la paciencia.

domingo, 6 de abril de 2014

Lija y terciopelo.

Yo lo que quiero que me salga bien es la vida.



Querida puta:

Quería agradecerte, desde lo más profundo de tu corazón, 
todo lo que me has quitado sin preguntar.

Me das pena, 
y deberías quitármela de encima antes de que la carretera nos mate.

También quería darte las gracias aunque por darte, debería darte una hostia;
como las más de muchas que me has dado tú, cabrona.

Pero te tengo que pedir perdón. 
Perdón por desconfiar de ti aunque me des más motivos que razones para no hacerlo;
perdón por no bailar contigo, pero es que me pisas de los pies a la cabeza; 

y me destrozas.

Perdón también por caerme y romperte de vez en muchísimo,
pero es que me colocas las piedras aposta para mirarme caer.

Que sí, te pido perdón; 
pero también te pido tregua y paz 
y un poco de calma aunque la jodida tempestad no se quiera separar de mí.

Te pido un beso en la nariz que me salve de ti.

A ver si es posible que me dejes abrir la ventana cuando me cierras la puerta,
duérmeme, abrígame, cómeme la boca, sálvame de la nada.

No me seas infiel, zorra. 
No me seas zorra infiel, 
ni hipócrita,
 ni curiosa.

No me hagas nada que no sea el amor.

Pórtate bien y consuélame;
no nos tires piedras a nuestro tejado
que vamos a acabar amaneciendo doliéndonos mucho.

Arráncame el capricho del amor,
quédate tú con la ilusión -yo ya no la necesito-,
pero dame silencio,
dame un error en el que no caer.

Dame suerte.

Vida;
vida de todas,
de algunas,
de muchas:

tengo cosquillas,
 te doy unas pocas para que las repartas.

Cualquier tiempo pasado fue peor,
así que hazte querer;
que del amor al odio hay un salto de cama
y yo quiero darte guerra para que me hagas el amor, vida mía.

Me despedido sin decir adiós,
que nunca se me ha dado bien;
pero te recuerdo que la vida es sueño
y los sueños bellos son.

Posdata: me muero;
de ganas,
de risa,
de amor

así que date prisa: corre, ven; 
víveme entera.

sábado, 5 de abril de 2014

A veces se me olvida, pero es mentira.




Me he acordado de repente: tengo que olvidarte.

Son las 00:11: tengo que quererme.

Después es siempre después de ti,
y vosotras, hijas de puta, que saltáis desde mis ojos sin pedir permiso.
Arroyáis con todo,
aparecéis y voláis hablando sin mediar palabra;
sin yo abrir la boca lo decís todo y os hacéis de hielo.
Putas lágrimas.

Id a buscarle y decidle que
le echo más que nunca
de menos;
que abandono,
que desisto,

Amor: me rindo. 

Es una putada,
pero tu recuerdo hace lo que quiere conmigo;
se pasea y me raspa los codos y las rodillas 
y me desgasta las bragas,
compite con mis ganas de que te vayas o de que me folles. 
No sé.

Lárgate de aquí antes de que me termine enamorando de ausencia.
Ahí sí que estaríamos jodidos,
pero no follados.
Ni contentos.

Oye, vosotras, las que os lanzáis sin mi consentimiento:
id a buscarle y decidle que
le echo más que nunca
de menos;
que puede volver si le apetece.

Me he cansado de remar hacia dentro;
buscando algo que no sé qué es.
Esperando algo;
nunca viniste a tiempo,
nunca estuviste al borde de mí.

Me olvido de todo lo malo, ya ves: soy gilipollas.
No han podido contigo ni las verdades que no me dijiste, 
ni las caricias que no me diste, 
ni los kilómetros. 

Tampoco las hostias, las prisas por irte, 
ni que me hayas olvidado, 
ni los intentos que se quedaron en sólo eso, 
ni la indiferencia,
ni el miedo, 
ni las putadas, 
ni la soledad que me has regalado,
ni tu lengua intoxicada de un futuro muy dudoso.

Tampoco ha servido el sexo frío en noches calientes, 
ni los silencios infinitos,
ni que te haya vomitado más de una noche en la que me he bebido el vaso medio vacío de todo pero ahogado de ti. 

Tampoco ha funcionado que te fueras sin haber venido nunca.


Aquí sobrevive el más fuerte: tu recuerdo.
Aquí sobrevive el más fuerte y, por supuesto, esa, nunca soy yo.

miércoles, 2 de abril de 2014

Quien no llora, no ama.








¿En qué lío no me he metido?
En el tuyo.
Pero ya me quedas poco.

Qué bucle más maravilloso cuando me acuesto y solo pienso en ti,
en follarte con la boca,
en tenerte debajo para venirme arriba.

En amarte mucho y quedarme siempre corta,
para tener que hacerlo más y mejor.

Tenerte en mis manos para jugarnos con la boca.
Convencernos de un abril lleno de febrero.

Acabar con el tiempo y gastar todo el amor de tanto usarlo.

Casi se me olvida: compra papel;
nos tenemos que liar hasta mañana y se nos ha gastado el hachís,
pero contigo me sobra para colocarme.


Entiéndeme;
aquí cuando hablamos de sexo es que estamos haciendo el amor ¿entiendes?


Has aparecido como agua de mayo, junio, agosto y septiembre;
y ya no tengo sed y soy amada.
No te preocupes que de octubre, noviembre y diciembre me encargo yo.
El resto de la vida lo vamos a tener fácil; te suministro un te quiero por cada gota que se ha tirado desde mis ojos.

Tienes para toda la vida.


Enciendo la televisión como si estuviera enganchada a alguna serie estúpida y me fumo el último, que empalmo con el siguiente para no acabarte nunca;
saborearte siempre.

Lo de las mariposas en el estómago es una metáfora de mierda; 
aquí hablamos de todo tipo de bichos recorriendo cada parte de tu cuerpo;
aquí no hablamos de amor, hablamos de hostias;

aquí no hablamos de sobrevivir al amor,



aquí hablamos de matarnos en cada intento



y dejarnos la vida, 
la sonrisa, el corazón, las manos, el cuello, la voz, los ojos, la lengua, la espalda, las lágrimas, la mandíbula, las caderas, la tristeza, la soledad, el caos, los domingos, las flores, las espinas, las clavículas, el sexo, los besos, las caricias, los precipicios, las idas sin venidas, las palabras, las promesas y toda esa mierda;

dejar que el amor te engañe y te atrape hasta que ya no quedemos ni tú, ni yo, ni vida que nos mate.


Aquí hablamos de dejarle la piel a él para que se haga un abrigo de ti,
hablamos de limitarnos a no ponernos límites,
de hacer de tu boca su salida de emergencia a cualquier putada que no seas tú.


Vengo cargada con un montón de razones para que me las repliques,
para que las deshagas con tu lengua, 
para que me hables, sin motivos, en círculos y sin sentido;
y enamorarme de tus disparos,
que te empalmes nada más verme,
que me regales un mundo que ni quiero, ni necesito.


Aquí venimos a encontrar las causas y no a perderlas.



Venimos a querernos a base de mal,
y peor.
Venimos a jugar con fuego y quemarnos,
a vencer a la tercera,
a pasarnos tres continentes y a mordernos en el polvo.

Venimos a que nos cueste los ojos;
y ya que estamos: la vida.