domingo, 23 de febrero de 2014

He hecho hoy lo que tenía que haber dejado para mañana.





Hoy he descubierto que en una mano me caben todas las lagrimas que no puedo contener.

Me he dado cuenta de que en un suspiro sé decirte lo mucho que te echo de menos.

Hoy me he dedicado a escribir todo lo que me sale del corazón y reflejan mis ojos,
y he tenido que entender que parte de mí, eres tú.

He visto que mis manos son capaces de aguantar lo que mi boca te haría a cada segundo que pasa.

He caído -como tantas otras veces- en la cuenta de que la imaginación juega conmigo como yo lo haría con mi lengua en tu boca.

Hoy me he acariciado cada pedacito de mí con la paciencia que tú no has tenido.

Hoy he echado un vistazo y he descubierto que en el fondo de mi agridulce existencia te encuentro hurgando en mi estómago cada vez que intento escupirte.

Hoy me he desnudado de cintura para abajo y he visto unas piernas cansadas de hablar a kilómetros lo que tú una vez juraste susurrarme al oído, pero no lo hiciste.

Hoy me he visto cerrado puertas y abriendo ventanas, y en todas te vía a ti, burlándote de mí.

Hoy me escuchado en silencio por dentro y he gritado pidiendo socorro a cualquier boca vacía que no me sepa a ti.

He vomitado todas tus mentiras y me han brotado, de repente, unas ganas inmensas de partirte la cara que se peleaban con ese deseo tan brutal de comerte la boca -y lo que no es la boca-

He tenido que odiarme por creerte y te he creído por el miedo que me daba que no fueses verdad; pero te he tenido que mirar con dolor por encender mi ilusión y soplarme de golpe.

Hoy me he lavado las manos y he repasado cada segundo de cada día intentando ser menos estúpida de lo que en realidad he sido.

He aprendido que es mejor murmurar verdades que gritar mentiras.

Me he quemado por jugar con tu fuego y he deshojado esa sensación de nostalgia de que un día fuéramos nuestros y de nadie más.

Hoy me he puesto unos calcetines que estaban rotos, 
y me he dado cuenta de que debería comprar unos nuevos;

y un corazón.
 que no se me olvide.

lunes, 17 de febrero de 2014

Como si por escribir fueras a dejar de doler.
Como si por escribir fueras a dejar de doler.
Como si por escribir fueras a dejar de doler.

Como si por escribir esto se hubiese acabado, y todas las lágrimas se terminasen cuando pones el punto y final.
Como si por escribir todos los miedos fuesen a disiparse;
como si todos los miedos que te conté, que te escribí, que te lloré, fuesen a desaparecer.

Gracias por las promesas incumplidas,
las noches de ficción y las utopías de una vida maravillosa que nos habíamos prometido. 
Gracias por invadir cada parte de mí con el roce de tu boca colmada de trampas, llena de balas directas a mi corazón.

Como si por escribir todas las mentiras fuesen verdad.
Como si por escribir toda la nada se convirtiera en el vacío que me prometiste que no iba a existir.

Que sé que por escribir no voy a dejar de llorar, que sé que por escribir no vas a darte cuenta de que te has perdido por no encontrarme a tiempo.

Que sé que por escribir no vas a dejar de ser un cobarde, un mentiroso y un homicida totalmente voluntario y consciente del daño y la herida que te has hecho y me has hecho a mí.

Como si por escribir fueras a darte cuenta de que ser, estar y desaparecer se ha convertido en tu especialidad.

Como si por escribir no supieses que te estás mintiendo y que te has rendido antes de empezar a luchar y has caído en lo obvio, en lo sencillo, en lo cómodo.

Como si por escribir me fueras a leer.

Como si por escribir fueras a dejar de doler.
Como si por escribir fueras a dejar de doler.
Como si por escribir fueras a dejar de doler.


Como si por escribir esto se hubiese acabado,
como si por escribir esto no existiese ese 'tú y yo' se fuese a borrar de golpe y puñetazo.

Como si por escribir esto tú fueses a dejar de existir.

Como si escribir esto fueses a acordarte de que no hace mucho yo era tu sonrisa y tú eras la mía,
como si por escribir esto fueses a acordarte de que hace muy poco  yo era tus buenos días, tus buenas noches y tu banda sonora.

Como si por escribir esto todas tus mentiras, fueran a convertirse en verdad.
Cuando no. 

Tú te sigues engañando y te sigues burlando de mí, desde lejos y en silencio;
y yo, disimulo, sonriendo, mientras la rabia me grita desde la boca del estómago y noto cómo se muere nuestra mariposa, cómo agonizan las flores y cómo se desgastan las palabras.

Como si por escribir esto fueses a darte cuenta de que te has dejado arrastrar por tu instinto animal,
y has dejado que lo peor de ti me envenene al respirarte.

Como si por escribir esto fueses a darte cuenta de que te has vendido,
de que te has malvendido. -y a mí contigo-
Que nos has regalado a la nada;
nos has relegado a ser nadie.
Nos has menospreciado. Y digo nos. Porque has conseguido que el estado permanente del nosotros se convierta en pasado gris, lleno de fotos, y pactos vacíos llenos de la nada más absoluta.

Como si por escribir esto fueses a darte cuenta de que todavía estás a tiempo de salvarme.
   
                                                                               De salvarnos.

viernes, 7 de febrero de 2014

Noche número 29. 




La única forma que tengo de huir es meterme en mi cama y dormir.

Dormir mucho.
Dormir todo lo que me has quitado.
Dormir las ganas.
Dormir nuestras canciones.
Dormir las noches en vela, sin velas;

                 pero contigo.

Dormir,  un poco,  el corazón.
Dormir el 'te echo de menos' constante.
Dormir la rabia y la apatía del todo.
Dormir nuestro final feliz. 
Dormir el silencio.
Dormir,
sin soñar.

Dormir.

Es que, a veces, dormir es la única forma que tengo de huir.

De ti.








Son las 6 de la mañana.
Y no me puedo dormir.

-Ni quiero.-